Destinos Secretos: Uzbekistán, el corazón de la Ruta de la Seda

Hay lugares en el mundo que parecen sacados de un cuento, de esos que nos transportan a épocas lejanas, donde el tiempo se mide en caravanas y el aire huele a especias exóticas. Uzbekistán es uno de ellos. Una tierra legendaria, que todavía a mucha gente le cuesta situar en el mapa, pero que entre sus minaretes azules y mercados, queda aún el eco de la Ruta de la Seda y la esencia de Las Mil y Una Noches, una historia de la que, con Inspiring Soho, tú también puedes formar parte.

Uzbekistán: historia viva de la ruta de la seda

Uzbekistán fue, durante siglos, uno de los grandes centros comerciales y culturales de la mítica Ruta de la Seda. Ciudades como Samarkanda, Bujará y Khiva servían de parada obligada para las caravanas que transportaban tesoros entre Oriente y Occidente. Hoy, estas joyas arquitectónicas siguen intactas: madrazas con mosaicos imposibles, minaretes que desafían el cielo y bazares donde aún resuenan las voces de los mercaderes de antaño.

SAMARKANDA

Samarkanda, la joya de Uzbekistán, es una ciudad que te transporta a una época de esplendor y grandeza. Con más de 2.700 años de historia, ha sido testigo del auge y caída de grandes imperios y un punto clave en la Ruta de la Seda. Conocida como la «Encrucijada de Culturas», Samarkanda ha absorbido influencias persas, griegas, turcas y mongolas a lo largo de los siglos, convirtiéndose en una de las ciudades más bellas y enigmáticas de Asia Central.

Uno de sus mayores tesoros es la Plaza del Registán, un conjunto arquitectónico impresionante compuesto por tres majestuosas madrazas: Ulugh Beg, Sher-Dor y Tilya-Kori. Con sus mosaicos brillantes, inscripciones geométricas y altos minaretes, esta plaza es una de las imágenes más icónicas de Uzbekistán y representa el esplendor del arte islámico medieval.

Otro lugar emblemático es el Mausoleo de Gur-e-Amir, donde descansa Tamerlán, el célebre conquistador que convirtió Samarkanda en la capital de su imperio en el siglo XIV. La cúpula azul turquesa del mausoleo y su delicada ornamentación son una maravilla de la arquitectura timúrida y proeza de los artesanos de la época.

La ciudad también es famosa por el Observatorio de Ulugh Beg, construido en el siglo XV por el astrónomo y príncipe Ulugh Beg, nieto de Tamerlán. Este observatorio fue uno de los más avanzados de su época y refleja el importante legado científico de Samarkanda.

Pero uno de los rincones más mágicos es la Necrópolis de Shah-i-Zinda, una avenida impresionantemente de mausoleos decorados con mosaicos de colores azules preciosos y patrones geométricos. Cada tumba honra a figuras religiosas y nobles del pasado.

BUKHARA

Bukhara, conocida como “la ciudad sagrada de Asia Central”, es una de las ciudades más antiguas y fascinantes de Uzbekistán, con una historia de más de 2.500 años. Fue una parada crucial en la Ruta de la Seda y un centro cultural, comercial y religioso que atrajo a viajeros, comerciantes y eruditos de todo el mundo. Su increíblemente bien conservado casco antiguo es una auténtica cápsula del tiempo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Bukhara es famosa por su impresionante conjunto de madrazas, mezquitas y bazares. La Madraza de Mir-i-Arab, con su icónica fachada de mosaicos azules y verdes, sigue siendo un símbolo de la sabiduría islámica. La Mezquita Kalyan, con su minarete del siglo XII de 47 metros de altura, es conocida como el “Faro de Bukhara” por haber guiado a los viajeros durante siglos.

Por otro lado, el Complejo Lyabi-Hauz es el corazón de la vida social de la ciudad, con una encantadora plaza rodeada de moreras y una histórica piscina central. Es el lugar ideal para contagiarte de la atmósfera relajada de la ciudad. Cerca de allí, el Bazar de Toki-Zargaron y el Bazar de Toki-Sarrafon te hacen sentir como si fueses uno de esos viajeros de caravanas que recorrían la Ruta de la Seda.

Pero una de las edificaciones más curiosas es el Arca de Bukhara, una fortaleza curva que data del siglo V, que nos habla del poder de los emires y las dinastías que gobernaron la región. Y por último, el Mausoleo de los Samánidas, una obra maestra de la arquitectura islámica temprana que también merece una visita.

KHIVA

La ciudad amurallada de Khiva cuenta con más de 2.500 años de historia y parece que el tiempo no ha pasado por ella y forma parte del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El corazón de la ciudad es Itchan Kala, la ciudadela amurallada que alberga más de 50 monumentos históricos y cientos de casas antiguas. Sus murallas de barro y adobe, de más de 10 metros de altura, protegen una colección única de madrazas, mezquitas, palacios y minaretes.

Uno de los símbolos más icónicos de Khiva es el Minarete Kalta Minor, una estructura inacabada pero magnífica, cubierta de cerámica vidriada en tonos verdes y azules. Aunque su construcción nunca se completó, su diseño inusual y su presencia dominante sobre el resto de edificaciones lo convierten en una de las imágenes más fotografiadas de la ciudad.

También podrás visitar el Palacio de Tash Khauli. Construido en el siglo XIX, es un ejemplo perfecto de la arquitectura y el diseño de la época, con patios decorados con mosaicos geométricos y habitaciones que solían albergar a los khanes de Khiva. Sus intrincadas tallas de madera y detalles de cerámica nos muestran la opulencia de las familias de la época.

La Madraza de Muhammad Amin Khan y la Mezquita Juma, con sus 213 columnas de madera tallada, son otros puntos destacados que revelan la maestría artesanal de los constructores de Khiva. Sentirás como el tiemplo fluye en una atmosfera decadente y mágica.

TASHKENT

Tashkent es la capital de Uzbekistán y, como la gran mayoría de capitales del mundo, es una fascinante mezcla de historia antigua y modernidad. Con más de 2.000 años de antigüedad, esta ciudad también formó parte de la Ruta de la Seda, aunque hoy sorprende con su carácter cosmopolita y sus amplias avenidas, parques y arquitectura contemporánea.

A pesar del devastador terremoto de 1966, Tashkent ha conservado algunos tesoros históricos. La Ciudad Vieja alberga el Complejo Khast-Imam, donde se encuentra el Corán de Usman, uno de los manuscritos más antiguos del mundo islámico.

Una de las cosas que más impactan de esta ciudad es el contraste con la parte moderna. Tashkent cuenta con uno de los metros más bonitos del mundo, decorado con estaciones artísticas y columnas y techos increíbles, un legado que perdura de la era soviética y que se ha convertido en todo un símbolo. Y para vivir esa experiencia de perderse entre las compras, el Bazar Chorsu, con su cúpula azul y bulliciosas calles llenas de puestos, es el lugar perfecto donde encontrar especias, frutas y artesanías locales.

Tashkent también es un centro cultural con museos destacados como el Museo de Artes Aplicadas y el Museo de Historia de Uzbekistán, donde se puede explorar la rica herencia del país. Además, puedes subir a la Torre de Televisión de Tashkent, una de las más altas de Asia Central, que tiene vistas panorámicas de la ciudad.

vuelo directo al corazón de asia central

Que Uzbekistán esté ahora a tan solo 8 horas de vuelo desde Madrid no solo facilita el acceso a un destino que hasta ahora se nos escapaba a los españoles, sino que representa una oportunidad para descubrir un país auténtico y poco conocido para turistas. La nueva ruta de Uzbekistan Airways, estará operativa a partir del 7 de abril de 2025 y conectará Madrid con Tashkent.

La comodidad de un vuelo directo elimina barreras y abre las puertas a un viaje sin prisas, en el que los detalles cobran importancia. Porque Uzbekistán no es solo un destino para visitar, es un lugar para experimentar: recorrer sus madrazas centenarias, regatear en bazares vibrantes, y sentarse al atardecer en una plaza mientras el cielo se tiñe del mismo azul que sus mosaicos.

Esta es la señal que necesitabas para lanzarte a esa aventura cultural y enamorarte de un país que encarna Las Mil y Una Noches.

El eco de Las Mil y Una Noches

Uzbekistán guarda un estrecho vínculo con las narraciones de Las Mil y Una Noches. La atmósfera de sus bazares, el aroma a especias y el bullicio pausado de sus ciudades hacen que te imagines caravanas cargadas de tesoros y cuentos que pasaron de generación en generación. Viajar a Uzbekistán es, de alguna manera, formar parte de un relato aún vivo.

Pocas experiencias se comparan con pasear por Samarkanda al atardecer, cuando las cúpulas y minaretes parecen encenderse con la luz dorada del sol. O perderse en Bukhara, entre puestos de alfombras y cerámicas, sin ser consciente a penas de que el tiempo pasa. Uzbekistán es poesía, es arte, es un regreso a la esencia del esos grandes viajes.

PREPÁRATE PARA DESCUBRIR EL ÚLTIMO GRAN SECRETO ASIÁTICO

El el momento de empieces a planear un viaje que te cambiará tu perspectiva del mundo y de todo lo que conoces.

Este 2025 viaja con nosotros a Uzbekistán y descubre que aún hay destinos que preservan el misterio de lo desconocido.